Estimada
Cristina:
He
leído en diversos medios que, usted, sé auto define como “una
mujer libre que hace con su cuerpo lo que quiere”. Bien, nada que
objetar, es usted muy libre de hacer eso y mucho más, pero cuando
su, supuesta, libertad es utilizada para ganar audiencia, por un
tercero, esa libertad pasa a ser servilismo y, más aún, cuando es
retribuida.
Usted
es libre de vestir como quiera, siempre y cuando no esté
condicionada por unas razones muy alejadas de las reivindicaciones
feministas a las que usted alude.
No
voy a juzgar si su vestido era bonito o feo, a mí me pareció
chabacano y hortera, más adecuado para una corista de aquellas
famosas revistas de Matías Colsada, que para la presentadora de un
programa de televisión dirigido a todos los públicos.
Creo
que se ha equivocado, siempre y cuando sea cierto de que es “una
mujer libre que hace con su cuerpo lo que quiere” y no una empleada
que, con tal de mantener su puesto de trabajo, hace lo que sea
necesario para contentar a sus jefes aunque ellos no se lo hayan
pedido, que también podría ser, y que ellos en la vorágine de
ganar audiencias lo acepten todo.
Si
pretende ser embajadora de la libertad ese no es el camino.
No
por salir medio desnuda o medio vestida, es usted más o menos libre.
No
se es más libre por decir que hace lo que quiere ni más feminista
por importarle un pito lo que opinen los demás.
Debería
importarle mucho y debería importarle porque es usted un personaje
público, en el que muchas chicas pueden verse reflejadas o que la
quieran imitar y los valores que usted infunde están muy alejados de
los verdaderos valores de una mujer libre y están más cerca de la
mujer objeto.
Con
esa actitud, creo, está al mismo nivel de las protagonistas de las
películas de los años 80, en plena euforia del destape, con los
Pajares, Esteso y compañía, en las que las protagonistas con
amplios escotes y minúsculas faldas, se desnudaban a la más mínima
solo para llenar salas de cine. Usted lo ha hecho para ganar
audiencia. Si verdaderamente usted está convencida de que su
vestuario y actitud representa libertad está muy equivocada, no
representan eso, representan, a mi modo de ver, un afán de
protagonismo y de ganar notoriedad. Eso sí, si su finalidad era que
hablaran de usted y llenar páginas de revistas y de programas del
corazón, lo ha conseguido, enhorabuena, pero deje la libertad para
los que verdaderamente luchan por ella, para las mujeres y hombres
que luchamos contra el machismo y la violencia de género, para los
que no necesitan ir medio desnudos o medio vestidos para reivindicar
lo que nunca debería ser necesario reivindicar, la verdadera
libertad.